Decenas de
veces he oído la expresión “El chivo expiatorio”, pero confieso que no me había
percatado de cuál es su origen; pues bien, la encontré en el Antiguo Testamento
(Levítico 16:20-22). Se refiere al manso e inocente chivo (macho cabrío) que el
sumo sacerdote Aarón llevaba al altar. Con las dos manos encima de la cabeza
del animal, este personaje confesaba los pecados de los hijos de Israel. Después,
lo enviaba al desierto con un hombre que había sido designado para soltarlo ahí.
Se simbolizaba de esta manera que trasladaba los pecados del pueblo a un lugar
inhabitado.
Ahora, toda
persona que se considera inocente de una acusación, manifiesta que lo quieren
tomar como “Chivo expiatorio”.