Abdón Calderón |
El 23 de mayo, en la mañana, Sucre envió una esquela
reservada a las monjas del Carmen Alto, de quienes había recibido mensajes de
adhesión, para pedirles oraciones a partir de las nueve de la noche. A esa hora
el ejército se ponía en marcha para la asunción del volcán Pichincha y Sucre
formulaba solemne voto a la virgen de las Mercedes de mandar que celebren una
misa en su santuario en Quito, si se alcanzaba de Dios el don de salir con
éxito, como efectivamente sucedió, pues logramos nuestra independencia del yugo
español el 24 de mayo de 1822. El mariscal nos enseñó que las vidas de las
naciones y las personas están pendientes de Dios.
En esta batalla se destacó el joven cuencano Abdón Calderón
cuando no llegaba a los 18 años de edad, quien se convirtió en nuestro héroe
máximo. No existe país sin héroes. Los profesores que no investigan siguen
enseñando a los alumnos que Abdón Calderón Garaycoa “murió en la
batalla del Pichincha y que fue guayaquileño”, nos vemos obligados a
manifestarles que nuestro joven héroe es cuencano y participó en los combates
de Camino Real, primer Huachi, Tanizagua, Cone, segundo Huachi, Riobamba y fue
en la batalla del Pichincha el 24 de mayo de 1822 en donde cayó herido de
gravedad y luego llevado a la casa del Dr. José Félix Valdivieso para que lo
atendieran, cercana al lugar del combate, en donde murió el 7 de junio de 1822,
es decir, “14 días después de la batalla”.
Sus restos fueron sepultados en el convento máximo de San
Nicolás, en Quito, pero desaparecieron. Fueron encontrados el 27 de julio de
1948 en una tumba de la Catedral de Guayaquil. Volvieron a desaparecer y luego
hallados y depositados en una caja de cartón en esta institución religiosa. El
historiador Mariano Sánchez Bravo, biógrafo de Abdón de Abdón Calderón, asegura
que no han sido sepultados y están en poder de algunos familiares. Recomendamos
a los profesores retirar gratuitamente en la Biblioteca Municipal de Guayaquil
trípticos que aclaran hechos históricos.
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