lunes, 1 de junio de 2020

La novelística vida del “Bandido de la linterna roja”



Pocos delincuentes lograron tanta fama internacional, carisma, admiración como Caryl Chessman, “El bandido de la linterna roja”, motejado así porque en la oscuridad nocturna alumbraba a sus víctimas; procesado y condenado a la pena de muerte por robo, violación y perversión sexual.

La sentencia contra Chessman fue repudiada en todo el mundo porque sus admiradores lo consideraban inocente. ¿Qué secreto poseyó este hombre para ser tan querido y defendido? Durante doce años permaneció en la prisión de San Quintín (California). Su sentencia fue aplazada y renovada en ocho veces consecutivas. En este tiempo escribió tres libros y una novela y dejó un testamento para la posteridad. En una larguísima carta que dirigió al gobernador de California, ofreció con gusto su vida, si de esta manera contribuía a que se anulara en el futuro la pena de muerte en ese Estado. También manifestó: “Se me pide una confesión y no la tengo. En mi vida he cometido muchos delitos, pero ninguno de los que se me acusa y por los cuales vais a quitarme la vida”. “La justicia se habrá vengado: ¿Qué beneficio obtendrá el mundo?”.

Fue ajusticiado el 2 de mayo de 1960 en la cámara de gas de la prisión de San Quintín. Para los jueces rigió más el cerebro que el corazón. En el Ecuador se formaron grupos de intelectuales para protestar contra la sentencia. El dramaturgo Hugo Vernel (José Guerra Castillo) cumplió su promesa de dejar de crear obras, si ajusticiaban a Chessman. Muchos ciudadanos bautizaron a sus hijos con el nombre de Caryl. Una película estadounidense contó su vida.



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