domingo, 20 de octubre de 2019

No le dieron gato por liebre, sino tortuga por chivo

Arístides era un muchacho que surgió de abajo, después de ser obrero obtuvo un título de profesional en la universidad, sin embargo, no olvidó sus raíces, seguía siendo amigo del betunero, del barrendero, del vendedor de frutas. Sostenía que uno de los placeres de la vida era consumir sabrosa comida criolla: caldo de gallina, secos de gallina, chivo y chancho, encocado de pescado, caldo de bagre, caldo de pata, caldo de bolas en los mercados de Guayaquil.

Su entrañable amigo, Antonio, le pidió cierta vez que lo llevara a comer un delicioso plato a cualesquiera de los mercados, pues bien, así sucedió. Luego de comer sabrosamente criollo, Antonio, preguntaba si lo que había ingerido era chivo. Ante tanta insistencia, Arístides, le confesó que le brindado un incomparable seco de tortuga. Confesión que terminó con la amistad… después del gusto le vino el disgusto.
Seco de chivo, plato típico ecuatoriano

Antonio no se había enterado de que en el mercado municipal, de las calles guayaquileñas de 10 de Agosto y Lizardo García, en el año 1970, vendían vasos de la sangre calientita de tortuga para según las creencias no contagiarse de tuberculosis… y el delicioso seco de tortuga, que ahora lo venden en Samborondón.

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