Los compañeros de colegio de la ingenua Narcisa la habían
convencido de que la virginidad producía cáncer, por tanto, debía tener
relaciones sexuales lo más pronto posible. La oportunidad se le presentó cuando
su hermana mayor, Nancy, la sacó de casa con permiso de mamá para que la
acompañara al centro de la ciudad.
En verdad iba a verse con un enamorado, que estaba
acompañado de un amigo. Entonces cada pareja entró en un dormitorio y Narcisa
perdió la virginidad con quien después de muchos encuentros amorosas no quiso
casarse.
Después vino el amor con joven trigueño y fuerte que
creyendo que Narcisa era virgen deseaba casarse. La chica no tenía dinero para
una de las acostumbradas microcirugías que la dejaban nuevamente virgen. Hasta
que la chispa se le prendió: invitó a su enamorado a la playa y ahí al vaivén
de las olas tranquilas sedujo a Marcos para que la poseyera. Y fueron felices
porque bajo el agua pensó que la había desflorado.
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