miércoles, 13 de noviembre de 2019

Las apariencias engañan a los taxistas




Josué detuvo su taxi ante el llamado de dos jóvenes que le pidieron que los llevara al Hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad social, IESS, a visitar a un tío que se encontraba gravemente enfermo. Le suplicaron que los esperara 10 minutos porque seguramente se trataba de un caso de muerte y tenían que dar aviso a los familiares.

Regresaron sin demora, los jóvenes, muy apesadumbrados y expresaron que los condujera a un callejón del Guasmo Sur, donde les iban a proporcionar el dinero para pagar los funerales… El conmovido y confiado taxista perdió el carro, el dinero del diario y hasta los pantalones porque los hábiles ladrones lo dejaron en calzoncillos, amarrado de pies y manos y con esparadrapos en la boca.

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