Eusebio Macías Suárez en su bicicleta |
El balzareño Eusebio del Carmen Macías
Suárez hablaba en cualquier esquina de una calle de Guayaquil, decía que un
contador como él, que sabía mucho de finanzas, era quien debía gobernarnos
porque había llegado la época de los humildes, de no rendir culto a los
patrones. Más de una vez, los delincuentes le robaron su bicicleta mientras
daba sus fogosos discursos. El pueblo trigueño, como él lo llamaba, le daba el
voto para protestar contra el sistema o contra los otros candidatos.
Con sus ahorros fundó el partido
Cruzada Reivindicadora Nacional (CRN). Logró que lo eligieran concejal de
Guayaquil en 1958. Decía que había hecho siete obras. Siguió en la actividad
política sin éxito; el mismo pintaba las aspiraciones de su partido “sicodélico
y agnóstico unificado”.
Cansado y más pobre aún se retiró de la
política. En su bicicleta seguía recorriendo las calles de Guayaquil para
vender a plazos cuadros artísticos. Cuando le preguntaban acerca de sus
aspiraciones políticas, contestaba: “En Ecuador, se nace votando por el patrón
y se muere votando por el patrón”.
Inspirado poeta nos dejó la letra del
pasillo Historia de amor, al que le puso música Carlos Rubira Infante e
interpretó sentimentalmente Julio Jaramillo: “Olga se llamó la ingrata que en
mi vida hallé; a ella con fe y locura fue a quien más amé; pero tan impío mío
el destino mío que me la quitó; y ella despiadada, sin tener consuelo, no me
dijo adiós”.
La chispa de este luchador de la
política se apagó en una cama del Hospital Luis Vernaza, de Guayaquil, en
diciembre de 1980. El ataúd llegó al cementerio rodeado de sus 16 hijos y unos
cuantos amigos; seguramente está pidiendo en las alturas una esquina, y no un
balcón como Velasco Ibarra, para convencer con su verbo fogoso a las mayorías
trigueñas.
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