El valle sagrado de
Vilcabamba, en Loja, siempre ha sido motivo de curiosidad porque sus habitantes
viven más de la cuenta, viven sobretiempo, 110, 120 y hasta 150 años. La dieta
es sana, comen lo que producen: yuca, mote, plátano, fréjol; beben té de
guayusa, que es digestiva y baja el azúcar; o mezclas de muchas hierbas. El
clima es templado, pero no se siente frío. No trasnochan.
No sufren de disfunción eréctil. Así lo confesó el médico del pueblo, Wilson Correa, en cierta ocasión:
- Me ha tocado atender a mujeres que se casan con centenarios y vienen a la consulta rogándome que les dé algo, pero no para ellas, sino para
los maridos; no las dejan tranquilas.
Manifestó también que una antropóloga europea para escribir el libro Cómo hacer el amor con un centenario les pagaba a los viejitos para que tuvieran sexo con ella, no se quedó mucho tiempo, se fue feliz y sin dinero.
Se vive con aire puro. El wilco, árbol típico de Vilcabamba, oxigena la atmósfera. Se muere de viejo, pues las enfermedades no llegan. Los habitantes trabajan toda la vida, fallecen cuando se bañan en el río, cuando duermen, cuando ejecutan sus actividades agrícolas.
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