miércoles, 22 de enero de 2020

“Bienvenido al mundo del sida”



Anthony era un joven muy enamorador, galán de moda, se jactaba de ser un gran conquistador de mujeres: jóvenes o maduras. Concurría a las fiestas, restaurantes de lujo, discotecas, cines con el propósito de “levantarse una hembra”, como el solía decir.

Cierto día decidió ir a cenar al restaurante de un hotel, donde encontró a una joven que también cenaba sola; intercambiaron miradas y se acercaron para conversar y beber.

Tragos van y tragos vienen, Anthony convenció a la joven desconocida, para tener relaciones sexuales; se quedó dormido hasta el otro día y cuando buscó a la pareja solo encontró la leyenda: “bienvenido al mundo del sida”, escrita con lápiz de labio en el espejo de la habitación… ¡Qué chuchaqui mortal!

Vale decir que murió por confiado, por no usar preservativo; como acostumbran muchos ecuatorianos que han corrido la misma suerte.

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