Francisco de Orellana quedó tuerto del ojo izquierdo por una
flecha que le dispararon los indígenas de Manabí antes de la navegación del Río
Grande de las Amazonas; Fray Gaspar de Carvajal, durante este acontecimiento.
Carvajal siguió la suerte de Orellana. Desempeño con acierto
las funciones del sagrado ministerio. Estuvo en los combates que muchas veces
pusieron en peligro las vidas de ese grupo de valientes aventureros. Contó el
religioso:
- Y en alguno de tan mala suerte, que no hirieron sino a mí, que me dieron un flechazo por un ojo que me pasó la flecha a la otra parte, de la cual herida he perdido el ojo y no estoy sin fatiga y falta de dolor, puesto que nuestro Señor, sin yo merecerlo, me ha querido otorgar la vida para que me enmiende y le sirva mejor hasta aquí.
El hecho causó pesadumbre porque este
padre, con amor y prudencia, ayudó mucho a aquellos 50 hombres que se
convirtieron en los primeros europeos que navegaron por el Amazonas el 12 de
febrero de 1542 hasta desembocar en el Atlántico.
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