Se oía el sonido insistente y
retumbante que un hombre provocaba al golpear con un fierro a un triángulo, también
de fierro (campana), cuando la delantera de Barcelona avanzaba; los hinchas lo
secundaban con vivas y canciones.
Julio Espinoza Campos, un dauleño
radicado en Guayaquil, se convirtió en el hincha #1 del equipo de fútbol
Barcelona, en las buenas y en las malas; lo acompañaba a todos los estadios del
país, también a la Selección Ecuatoriana de Fútbol, en la época del sesenta.
Llegaba en una camioneta Datsun
del 66, de color amarillo, hasta la calle Boyacá entre 9 de Octubre y Vélez
para en un puesto improvisado vender camisetas, gorras, banderas y otros
artículos alusivos a su equipo Barcelona; después se trasladó a un quiosco
situado en las calles Chile y Aguirre, donde todavía atiende su hijo Jimmy,
quien a veces asiste con la campana a alentar a Barcelona, porque no está bien
de salud.
A Julio no lo desalentaron ni las
enfermedades. Cierta vez tuvo que vender
su campana en $500 para comprar medicinas. Un colombiano la adquirió como
reliquia; pero enseguida consiguió un aro de llanta, que se convirtió en la
nueva campana para seguir alentando a Barcelona.
El tenaz Hombre de la campana
murió a los 81 años (2007), tenía en la cabeza un cintillo del equipo de su pasión
y se escucharon los cánticos barcelonistas; el ex alcalde, Jaime Nebot,
presidente vitalicio de Barcelona, acudió a las calles Sucre y la Octava al
velatorio.
Julio no se ha ido del todo; los
hinchas aseguran que cada vez que compite Barcelona escuchan la campana que los
alienta a cantar: “Dale campeón”, “Dale campeón” …
Tiene una estatua erigida por la
Municipalidad de Guayaquil en Boyacá entre Vélez y 9 de Octubre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario