viernes, 14 de febrero de 2020

EL hombre de la campana, el hincha #1 de Barcelona


Se oía el sonido insistente y retumbante que un hombre provocaba al golpear con un fierro a un triángulo, también de fierro (campana), cuando la delantera de Barcelona avanzaba; los hinchas lo secundaban con vivas y canciones.

Julio Espinoza Campos, un dauleño radicado en Guayaquil, se convirtió en el hincha #1 del equipo de fútbol Barcelona, en las buenas y en las malas; lo acompañaba a todos los estadios del país, también a la Selección Ecuatoriana de Fútbol, en la época del sesenta.


Llegaba en una camioneta Datsun del 66, de color amarillo, hasta la calle Boyacá entre 9 de Octubre y Vélez para en un puesto improvisado vender camisetas, gorras, banderas y otros artículos alusivos a su equipo Barcelona; después se trasladó a un quiosco situado en las calles Chile y Aguirre, donde todavía atiende su hijo Jimmy, quien a veces asiste con la campana a alentar a Barcelona, porque no está bien de salud.

A Julio no lo desalentaron ni las enfermedades.  Cierta vez tuvo que vender su campana en $500 para comprar medicinas. Un colombiano la adquirió como reliquia; pero enseguida consiguió un aro de llanta, que se convirtió en la nueva campana para seguir alentando a Barcelona.


El tenaz Hombre de la campana murió a los 81 años (2007), tenía en la cabeza un cintillo del equipo de su pasión y se escucharon los cánticos barcelonistas; el ex alcalde, Jaime Nebot, presidente vitalicio de Barcelona, acudió a las calles Sucre y la Octava al velatorio.

Julio no se ha ido del todo; los hinchas aseguran que cada vez que compite Barcelona escuchan la campana que los alienta a cantar: “Dale campeón”, “Dale campeón” …

Tiene una estatua erigida por la Municipalidad de Guayaquil en Boyacá entre Vélez y 9 de Octubre.



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