miércoles, 12 de febrero de 2020

El Rey de la Galleta


Caminaba por las calles guayaquileñas de 9 de Octubre y Boyacá, cuando de pronto apareció un hombre de mediana estatura, delgado y de bigotito, que vestía una guayabera de color amarillo y portaba una caja de lata pequeña, con galletas que compraba en la fábrica La Universal para vender en las calles; me dijo: “Flaco, come estas galletas para que parezcas un guapo en camiseta”, seguidamente le manifestó a una jovencita: “Si comieras estas galletas, tuvieras las medidas perfectas” y a otra: “Qué bellos ojos color de miel, igual que mis galletas”… Era El Rey de la Galleta, teatrista popular innato, que con su estilo original ofrecía su mercancía para sobrevivir. Los jóvenes lo seguían algunas cuadras para reír y gozar con sus rimas improvisadas.

También ofreció alfajores y redactó sus ocurrencias literarias en hojas volantes, que vendía a 20 centavos de sucre; el 31 de diciembre de cada año recorría la calle de monigotes de año viejo para vender el testamento que redactaba y las golosinas.

El Rey de la Galleta … se llamaba Jacinto León Zúñiga, natural de Yaguachi, que vino a Guayaquil a trabajar y se convirtió en un personaje popular, pues muchas veces lo entrevistaron en los medios de comunicación; su estatua consta en el parque de la iglesia San Francisco.

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