sábado, 8 de febrero de 2020

Julio Jaramillo escribió el pasillo Elsa para su amor imposible

Mujer, que encierras virtudes 
en tu corazón tan santo,
entrégame tu cariño, 
quítame ese albor de llanto

que me tiene enferma el alma
y el corazón oprimido,
pues no dejes que yo muera
enfermo de nostalgia 
y sin tu cariño.


Ya he pensado en olvidarte,
sin embargo, no he podido,
no he querido recordarte
y presente te he tenido; 
estoy rogándole al cielo
que me acabe de una vez; 
antes, mirarme en tus ojos,
besarte los labios
y morir después. 
Creo que hasta después 
de muerto te amaría con ternura,
recordaría que, en la vida, 
mi amor por ti fue amargura;
entonces, vendré a buscarte,
a decirte con amor 
que ni la muerte ha podido 
borrar tu recuerdo 
de mi corazón.
Galo Ramírez, compañero del oficio de la zapatería de Julio, cuenta que muchas veces cuando trabajaron juntos, le pidió que lo acompañara a ver a una chica de quien estaba perdidamente enamorado. Se llamaba Elsa y vivía en las calles Argentina y Guaranda. Frente a la casa de ella había un quiosco, donde se plantaban hasta las nueve o diez de la noche, contemplando la casa nada más, porque Elsa se asomaba muy poco.
Cree el amigo de Julio que fue un amor imposible, es decir, no logró nada, como de otras muchachas, pero le sirvió de inspiración para escribir la letra y poner música al pasillo Elsa, en 1955.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

“El chivo expiatorio”

  Decenas de veces he oído la expresión “El chivo expiatorio”, pero confieso que no me había percatado de cuál es su origen; pues bien, la...