El lojano Manuel Benjamín
Carrión, fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, premio Benito Juárez,
tenía mucho dinero por su cuenta, además le dejaron las fortunas sus hermanos
Rosario, Clotilde, Filomena y Clodoveo. La esposa, Agüeda María Eguiguren,
heredó parte de la fortuna de su padre.
Lector apasionado de Historia,
Literatura, Ensayos, Poesía… y también de la Biblia. Decía que aprendía mucho
de ella. Las coleccionaba. Tenía algunas ediciones preciosas.
Con la publicación de San Miguel
de Unamuno, inició Benjamín Carrión sus ensayos biográficos-críticos dedicados
a grandes figuras, como Gabriela Mistral y José Carlos Mariátegui, cuyas altas
calidades humanas y espirituales los colocaban en una especie de santoral laico
del pensamiento, dignos de la veneración de los fieles de las expresiones de la
inteligencia. Eran quienes mejor habían
cumplido con la causa esencial del hombre: servir. En cambio, a Gabriel García
Moreno le dedicó la biografía: El santo del patíbulo.
El martes 24 de mayo de 2011 fue
develada una escultura de bronce de este escritor en la Plaza Santa Veracruz,
ubicada en el Centro Histórico de la ciudad de México, donde aparece sentado
ante una mesa jugando ajedrez; junto a la estatua hay otras mesas y sillas para
que los visitantes descansen o también jueguen ajedrez. Al lado está una
frase de Carrión: “Seamos una potencia de cultura porque para eso nos autoriza
y alienta nuestra Historia”.
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