miércoles, 8 de abril de 2020

Arde Judas en Semana Santa



La tradición surgió en España en el siglo XVIII, como una celebración en la Semana Santa, pues confeccionaban monigotes que representaban a Judas Iscariote (el discípulo que traicionó a Jesús por treinta monedas de plata) para apedrearlos e incinerarlos en plazas y otros lugares públicos como represalia. 

Esta tradición pasó a América, con características propias; en México observé que la quema de Judas efectúa el sábado de gloria por intermedio de muñecos elaborados con cartón, carrizo y papel, adornados primero con fuegos artificiales que estallan paulatinamente para cobrar una especie de explosiva venganza contra quienes consideran han causado males a los ciudadanos: políticos, artistas, deportistas… El pueblo decide quién es el personaje (Judas) más quemado.


En Uruguay queman a Judas desde mediados de noviembre hasta la Nochebuena; en otros países como Ecuador y Colombia, el 31 de diciembre incineran al monigote que representa al año viejo, para dar la bienvenida al nuevo año.

Existen quienes hayan similitudes de estas quemas con la extravagante tradición de las Fallas de la provincia española de Valencia, que durante una semana, 12 al 19 de marzo, se entrega a primitivos impulsos y celebra “el secreto del fuego”; calles y plazas se llenan de Fallas, conjuntos de figuras de carácter burlesco dispuestas sobre un tablado, y en el tiempo de diez minutos de gran explosión estallan hasta 100 kilos de pólvora, que supuestamente exorcizan a los espíritus malignos, la multitud aplaude y celebra la primavera, el 19 de marzo; en Gandía existían fallas en el siglo XVIII para la celebración de san José.

La palabra “fallas” procede de la lengua árabe que hablaban los moros que reinaban en Valencia en el siglo XIII, tiene su origen en la palabra latina “facula”, que significa varita de fuego o antorcha; por connotación: hoguera. 


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