viernes, 17 de abril de 2020

Los que nos dejan…



Cada día muere un amigo, un conocido, un hombre del pueblo que tiene que salir a trabajar para comer, un hombre o una mujer que fueron lustres de la patria… lamentamos sus partidas, sin despedidas, sin flores, sin velatorios, sin discursos porque la pandemia del coronavirus acecha.

Familiares de los fallecidos van a los hospitales con mucho valor y amor en busca de sus muertos para sepultarlos; en algunos casos el contagio aumenta, el amor y la tradición son más fuertes que el miedo.

El miedo, siempre el miedo, al cual vencemos gracias a Dios, las medicinas y los cuidados. Creemos, ante tanta desgracia, que la muerte no es el final del camino porque es un encuentro con Dios, con nuestros familiares y amigos, la resurrección es la esperanza.

Bien dijo el poeta, sacerdote y revolucionario, Ernesto Cardenal: “La única esperanza para mí ante este final (…) es la creencia en la resurrección. Tengo una profunda fe en la otra vida”.

Tener un buen sistema de salud e invertir en la investigación científica es la lección que deja esta pandemia, que la vida está ante todo, que los ciudadanos debemos cuidarnos porque somos frágiles antes los virus; no más muertos por confiados.

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