viernes, 17 de julio de 2020

La gratitud de Gabriela Mistral para la ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós



Cuando en 1945, terminada la segunda guerra mundial, le otorgaron el premio Nobel de Literatura a la poeta chilena Gabriela Mistral sus primeras palabras fueron: “Mis agradecimientos a Adelaida Velasco Galdós, de Guayaquil, quien fue la primera en presentar mi candidatura al premio Nobel”. 

En los doce años de vida que gozó después del Nobel, siempre manifestó su reconocimiento para la ecuatoriana. “Toda la hazaña es vuestra”, repetía constantemente, encumbrándola como “Adelaida de la Andes ecuatorianos”. Gracias a Adelaida amó profundamente al Ecuador, que conoció en 1938, acompañada por esta anfitriona. “Ayer me acordé de Playas –escribió en 1947- tengo un poema sobre una ceiba muerta que vi camino a la costa (…) linda patria Ecuador. Si yo volviese a la América Latina, me iría allá a Playas o a Caracas”.

Recordemos que la titánica labor de Adelaida empezó en 1939 formando grupos en diferentes países con la denominación de “Amigos de Gabriela”. Había que traducir su obra al francés y al inglés.


Decía el maestro de filosofía, Manuel de J. Real, que la gratitud es una admirable virtud, propia de las almas superiores; para las que no son resulta peso intolerable, lo que explica que en lugar de afecto se corresponda a veces con dureza los favores recibidos.


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