Abraham Litardo Salamea
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Caminando por las calles
guayaquileñas en la esquina de 10 de Agosto y Boyacá ayudé con mi esposa a
cruzar a un vendedor de caramelos de 69 años, que no posee las piernas; pero camina porque en las rodillas
se coloca esponjas para aguantar el dolor y dos pedazos de caucho, se ayuda
además con dos pequeñas muletas; mientras le daba una moneda, se acercó un
joven drogadicto a pedirme dinero para un almuerzo, Abraham Litardo Salamea,
así se llama el hombre con discapacidad, le dice que se convierta en vendedor y
no pida.
Litardo es una víctima más de la
terrible diabetes, hace 18 meses perdió las piernas a pesar de la lucha contra
la enfermedad; siempre trabajó, sin embargo, del último empleo lo botaron
cuando no pudo andar normalmente. Debe trabajar porque su esposa está en cama
por causa de la osteoporosis, la hija mayor que lo acompaña es desempleada y
los demás hijos ni siquiera lo visitan.
Todo este cuadro de dolor debe conmover
al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que le ha manifestado que
debe esperar con paciencia. Ojalá la espera no sea larga porque este hombre
quiere seguir viviendo, movilizarse con dos prótesis y recibir el bono que le
corresponde. Todos podemos ayudar enviando nuestra colaboración a Vergeles,
manzana 77-A. Hoy por ti, mañana por mí.
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