“Así te quería ver”, atinó a decir Ramón Mendoza cuando encontró
a su mujer Natalí en la cama con su amigo, en el pueblo de San Eloy, Rocafuerte,
Manabí. Pero a pesar de que ardía en coraje no la mató como suele suceder con
las infieles en esos lares de hombres machistas. Aceptó su derrota; se convirtió
en el cachudo más famoso del Ecuador y libre de su mala compañera.
Ramoncito, como le dicen sus amigos, demostró ser muy
creativo, pues, fundó la Federación Nacional de Cachudos, que tiene más
de 300 socios, en una casa vetusta de San Eloy. Ahí, en la parte de afuera, hay
cuernos de vaca con los nombres de las infieles, que han quedado señaladas como
tales por la población.
Ese ha sido el único castigo que han recibido de parte de
los engañados maridos. En la Federación se encuentran también leyendas muy
picantes: “Ramón no acepta mujer casada ni frita ni asada”, “Hay mujeres que
ponen cachos hasta por curiosidad, por delante y por detrás”.
Los cachudos son muy activos. En septiembre, mes del
nacimiento de Ramoncito, organizan alegremente manifestaciones. Aprovechan la ocasión
para inscribir a más socios. Kesty Celi, una bella dama, viajó desde Quito para
registrarse. Portaba en la cabeza un par de cachos con la leyenda: “Por tu
culpa los tengo”.
Recorren poblaciones aledañas gritando: “Que levanten las
manos quienes no tienen cachos”, “Viva el marido de mi mujer”. El desfile le ha dado fama a San Eloy y al
ahora soltero Ramoncito. Su historia fue motivo de un cortometraje en Perú.
Vale decir, ante las circunstancias que enfrentó Ramoncito, “después del dolor…
viene el sabor”.
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