viernes, 29 de noviembre de 2019

Las primeras locuras de Abdalá


Un hombre de pelo en pecho

Cuando Abdalá  ejerció el cargo de intendente de Policía en 1980,  mandaba a pespuntar las minifaldas que enseñaban mucho las piernas pecadores, se batía en gran batalla con los mayoristas de la carne, repartía puñetazos a los que iban en manifestaciones a protestar a la Intendencia, invadía el recinto de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil y ni siquiera a las abogadas escapaban de su vocabulario pintoresco, que recordaba el de su tío Assad Bucaram Elmalhin…

Grabó un disco

Todo un hombre de pelo en pecho, pues se presentaba desafiante con camisas desabotonadas. Era un ciclón que parecía salirse de las pantallas de los canales de la televisión cuando lo entrevistaban. Convenció al pueblo de que él era su más ardiente defensor.

Fue destituido por 44 psiquiatras 

Y con este estilo político entre pugilístico y retórico llegó a la alcaldía de Guayaquil y luego a la presidencia de la República. Entonces se autodenominó: “El loco que ama”. Fue presidente del equipo de fútbol Barcelona S.C., grabó un disco, bailaba rock, comía guatita, permanecía la mayor parte del tiempo en Guayaquil porque no soportaba los fantasmas del palacio de gobierno… Y acusado de loco fue destituido ilegalmente por 44 diputados en el Congreso de 1997. Declaró que lo bajaron 44 “psiquiatras”.          

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