Julio Jaramillo y Daniel Santos |
Que lentas pasan las horas
En esta cautividad;
Aquí se sufre y se llora
Y triste es la soledad.
Las horas parecen años
Diez años parecen más
Los amigos son extraños
Se olvida la humanidad.
Las sombras van en rebaño
Domina la oscuridad
Cada minuto un peldaño
Que escala, la libertad.
La primera vez que Daniel vino a
Guayaquil fue en septiembre de 1956 para presentarse en el cine Apolo (que
estaba ubicado en las calles 6 de Marzo y Aguirre) con el acompañamiento de la
orquesta Costa Rica Swings Boys. En una de sus presentaciones nocturnas que debía
cantar, se quedó afónico porque había bebido cerveza helada. Se disculpó para
no seguir actuando, pero el público indignado rompió sillas, botellas, vasos;
hubo disparos y principios de incendios.
Daniel abandonó el cine
resguardado por la policía. Fue trasladado al Cuartel Modelo como contraventor.
El pueblo le dio muestras de afecto: le llevó revistas, cigarrillos, café,
galletas y una radio para escuchar a Julio Jaramillo; al tercer día de estar
encarcelado escribió el bolero Cautiverio y la guaracha Cataplum que, después de
salir, grabó con la orquesta Costa Rica Swings Boys, en un disco sencillo para
la marca Lluvia de Estrellas; tuvo gran venta.
Donó para los que habían sido sus
compañeros de prisión: 19 camas y colchones, almohadas, sábanas, galones de
pintura y brochas para mejorar aquel lugar.
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