lunes, 30 de marzo de 2020

Judas ha sido aborrecido siempre por los cristianos

Judas besa a Jesús


Judas, el hombre que traicionó a Jesús por 30 monedas, ha sido a lo largo del tiempo aborrecido por los cristianos. Durante siglos se quemó la efigie en las proximidades de la pascua florida; en las pinturas apareció como un enorme monstruo repelente, en poemas, baladas y el teatro lo representaron como al más abominable engendro de la Cristiandad.

Dicen los entendidos que en la Biblia hay pocos datos acerca de Judas. Su nombre era común entre los hebreos, pero los eruditos han manifestado que el sobrenombre Iscariote posiblemente derive de una voz aramea que significa hipócrita o mentiroso o puede ser natural de Queirot, villa meridional de Palestina. De acuerdo con cierta teoría, Iscariote caracteriza a Judas como sicario (del latín sica, daga), matón de un grupo de terroristas judíos que se valía del asesinato para librar a su país del yugo romano. 

Judas era el tesorero del grupo que guardaba los fondos comunes, recibía los donativos y desembolsaba el dinero para gastos y limosnas; San Juan dice que era un ladrón, desfalcador de los fondos que custodiaba y que no se ocupaba mucho de los pobres que Jesús le había encargado.

Durante la última cena, Jesús, trató a Judas con indulgencia, le dio la última oportunidad de arrepentirse, pero como manifiesta San Juan: “Satán entró en él”. Se sabe que la emoción de ver condenado a Jesús lo desequilibró y lo abatió; reconoció haber pecado cuando vendió la sangre de un inocente.
Jesucristo lo llamó “hijo de perdición” y predijo públicamente su castigo: “Más le valiera no haber nacido”; Judas desesperado se ahorcó.

En el Diccionario de la Lengua Española consta el nombre Judas como hombre alevoso, traidor y en la segunda acepción como muñeco de paja que en algunas partes ponen en la calle durante la Semana Santa y después lo queman; también puede leerse la expresión “beso de Judas”, que significa beso u otra manifestación de afecto que encubre traición.


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