miércoles, 27 de mayo de 2020

EL cuentero de Muisne vendió el Reloj Público en Guayaquil, pero antes otros pillos vendieron la Torre Eiffel



El conde Víctor Lusting, austriaco que prestaba servicios en el Ministerio de Trabajo francés, y Daniel Collins, un ladrón estadounidense, se asociaron para vender la famosa Torre Eiffel, símbolo de París, en 1925. Conversaron con cinco grandes hombres de negocio. Les dijeron que la Torre estaba en peligro y debía ser derribada para venderla como chatarra.

Pidieron secreto para que el pueblo no protestará al no creerles. Fue aceptada la oferta del negociante de la chatarra André Poisson. Se cerró el negocio, se acordaron los compromisos bancarios y se pagó el dinero para los sobornos. Como apreciamos, en todos los países ha habido funcionarios gubernamentales corruptos en diferentes épocas.

Lusting y Collins abandonaron Francia con el botín; pero Poisson, muy avergonzado por el engaño nunca presentó denuncia a la justicia. A lo mejor, nuestro avispado Cuentero de Muisne, Sigifredo Dante Reyes Moreno, se inspiró en este hecho delictivo para vender años más tarde el Reloj Público de Guayaquil, pues él leía mucho.

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