viernes, 28 de febrero de 2020

Los curiosos nombres de nuestras poblaciones




Una valla del cantón Jama (Manabí), promociona a un sitio llamado Pasaborracho porque por ahí un alcohólico tenía la costumbre de pasar; Sal si puedes es un barrio del cantón Santa Ana (Manabí) porque de invierno es difícil transitar por sus caminos llenos de lodo; Doce vueltas en Bolívar; Corriente larga, Aquí me quedo, Golpea coco en Esmeralda; La envidia, El rollo y palo en Cotopaxi.

Nombres de animales se han impuestos en algunas comunidades: Tigre alto y Tigre bajo en Pichincha; Ranas en Azuay; Culebrillas en Bolívar; Los monos, La cucaracha, Las pulgas en Manabí; Tripa de pollo en Olmedo, Manabí.

Ciertos nombres tienen referencia sexual como Pueblo arrecho en Manta (Manabí), pues dicen que en este lugar las mujeres a los doce años se van con marido.El placer del culo en Olmedo, Manabí.

El placer del culo


Existen nombres de escritura difícil como Sigsig, Zhimad y Dug Dug en Azuay; Simiatug, Zhud y Azhill en Bolívar, Cañar y El Oro respectivamente.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Luis Robles Plaza, boxeador de la política



Su formación deportiva le había servido en la política. Fue un boxeador de barrio que se fajaba con cualquiera. Medía las probabilidades y se empleaba fondo. Perteneció al Emelec. Lo seleccionaron para un campeonato Sudamericano, pero no asistió porque tenía que rendir exámenes en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil.

En el box, como en la política, siempre supo que tenía que hacer este guayaquileño, fundador con Carlos Guevara Moreno y Rafael Coello Serrano de Concentración de Fuerzas Populares, CFP. Dando y esquivando golpes, cumplió sus cargos de alcalde de Guayaquil, ministro de defensa de Velasco Ibarra y ministro de Gobierno de León Febres Cordero.



Hábil para moverse en la política, igual como lo hacía en el ring. Su mejor defensa era el ataque. Conocía a sus contrincantes y tenía cierta intuición. Veterano de muchas jornadas, se mantenía cerca del cuadrilátero, en “ring side”.


martes, 25 de febrero de 2020

Los espíritus penan en la antigua cárcel municipal



Fue el primer edificio de hormigón armado que se construyó en Guayaquil en 1886, se incendió en 1896 y lo reconstruyeron entre 1902 y 1905 (es un edificio patrimonial actualmente); nadie quiere entrar ahí porque aseguran que penan.

Muchas personas de la vieja guardia, recuerdan el lugar porque ahí pagaron sus condenas avezados delincuentes, que llenaron las páginas de las crónicas rojas de los matutinos y vespertinos: Víctor González Navarro, el Comemuertos, que profanaba tumbas en el Cementerio General; Enrique Lituma, el Hombre rata, famoso por cavar largos túneles para tratar de escapar o robar en los locales comerciales; Samuel Álvarez Guerrero, Chico silencio, hábil para vengarse con el cuchillo o robar.



Muchos vecinos del lugar del terror manifiestan que los espíritus penan porque se oyen gritos desgarradores, quejas, llantos… Lo corrobora el interesante ensayo Celda Carcelaria, del periodista Justino Cornejo, que en 1953 investigó los horrores de esa prisión y, además lo que le contaron los presos acerca de los asesinados que penaban: “Aparece un personaje y cuando uno se acerca se esfuma”, “A mí me cayó cierta noche un muerto encima”, “Muchas veces hemos oído a Enrique después de que lo mataron a puñaladas en una celda” … La gente del pueblo siempre ha creído en apariciones de muertos.



En estos tiempos, han tratado de darle vida a la muerta cárcel municipal con proyectos que luego abandonaron. Intentaron crear un hotel para que se alojaran los familiares de los enfermos que se asilan en el Hospital Luis Vernaza, pero todo quedó en ofrecimientos; parecieran que temen a los espíritus que penan aún.



sábado, 22 de febrero de 2020

Dos tuertos en el Amazonas



Francisco de Orellana quedó tuerto del ojo izquierdo por una flecha que le dispararon los indígenas de Manabí antes de la navegación del Río Grande de las Amazonas; Fray Gaspar de Carvajal, durante este acontecimiento.

Carvajal siguió la suerte de Orellana. Desempeño con acierto las funciones del sagrado ministerio. Estuvo en los combates que muchas veces pusieron en peligro las vidas de ese grupo de valientes aventureros. Contó el religioso:

  • Y en alguno de tan mala suerte, que no hirieron sino a mí, que me dieron un flechazo por un ojo que me pasó la flecha a la otra parte, de la cual herida he perdido el ojo y no estoy sin fatiga y falta de dolor, puesto que nuestro Señor, sin yo merecerlo, me ha querido otorgar la vida para que me enmiende y le sirva mejor hasta aquí. 
El hecho causó pesadumbre porque este padre, con amor y prudencia, ayudó mucho a aquellos 50 hombres que se convirtieron en los primeros europeos que navegaron por el Amazonas el 12 de febrero de 1542 hasta desembocar en el Atlántico.


miércoles, 19 de febrero de 2020

Nuestros tradicionales lagarteros



Nuestros tradicionales músicos populares llamados lagarteros se ubicaron en una época en las calles de Quito y Ballén, esquina del parque Victoria. Concurrían ahí los grandes músicos de la época como Nicasio Safadi, Carlos Rubira Infante, Francisco Paredes Herrera.

Cuentan que en aquel lugar se solía acumularse agua por las lluvias y en algún momento aparecieron unos lagartos, de ahí que los músicos fueron llamados lagarteros. Otros dicen, en cambio, que se los llamaba así porque caían como lagartos para disputarse a los clientes; muchos opinaban que estaban como lagartos varados en las esquinas.

La base lagartera se trasladó después a Lorenzo de Garaioca y Colón, donde Julio Jaramillo ofrecía sus servicios de cantante popular acompañado de los tríos que ahí concurrían. EN Guayaquil perdura, a pesar de los años transcurridos, la vieja tradición de cantar ante una ventana. Los dúos y tríos son buscados por jóvenes o viejos porque saben que las canciones son los detalles que no fallan para conquistar o reconquistar a la mujer amada. Las temporadas buenas para estos músicos son el día de la madre, el día del padre, el día de los enamorados. Las serenatas vinieron con los españoles, que heredaron la guitarra de los árabes.

La manifestación del cancionero popular: pasillos, valses, boleros, baladas, tangos ayudaron la difusión de las serenatas.

A los lagarteros se los encuentra actualmente en las calles Esmeraldas y Gómez Rendón, donde es famoso el trio del Zurdo Andrade; también el Lorenzo de Garaicoa y Colón y en Lorenzo de Garaicoa y Vélez, donde se destaca el viejo baladista Marco Antonio.

Debemos conservar como tradición nuestra música popular. No hay por qué contratar mariachis, por ejemplo, para un rodeo montuvio.

lunes, 17 de febrero de 2020

Epitafios humorísticos


Un epitafio es una inscripción sobre la lápida de una tumba.


“Aquí yace Moliere el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”.  Moliere, comediógrafo y actor francés (1622 – 1673).


“Perdone señora que no me levante”, es el epitafio del comediante estadounidense Groucho Marx (1890 – 1977).


Según el epitafio del actor cómico mexicano, Mario Moreno, Cantinflas, “Parece que se ha ido, pero no se ha ido”, seguiremos riendo con él.

Algunos no eran comediantes, pero en sus epitafios hay humor.


“Me llaman”, Emily Dickinson, poeta inglés clásica.


“Tuve una pelea de enamorados con la muerte”, Robert Lee Frost, poeta inglés, que escribió este epitafio.


“No envidiéis de los muertos”, Nostradamus.



“Si no viví más fue porque no me dio tiempo”, Marqués de Sade.

viernes, 14 de febrero de 2020

EL hombre de la campana, el hincha #1 de Barcelona


Se oía el sonido insistente y retumbante que un hombre provocaba al golpear con un fierro a un triángulo, también de fierro (campana), cuando la delantera de Barcelona avanzaba; los hinchas lo secundaban con vivas y canciones.

Julio Espinoza Campos, un dauleño radicado en Guayaquil, se convirtió en el hincha #1 del equipo de fútbol Barcelona, en las buenas y en las malas; lo acompañaba a todos los estadios del país, también a la Selección Ecuatoriana de Fútbol, en la época del sesenta.


Llegaba en una camioneta Datsun del 66, de color amarillo, hasta la calle Boyacá entre 9 de Octubre y Vélez para en un puesto improvisado vender camisetas, gorras, banderas y otros artículos alusivos a su equipo Barcelona; después se trasladó a un quiosco situado en las calles Chile y Aguirre, donde todavía atiende su hijo Jimmy, quien a veces asiste con la campana a alentar a Barcelona, porque no está bien de salud.

A Julio no lo desalentaron ni las enfermedades.  Cierta vez tuvo que vender su campana en $500 para comprar medicinas. Un colombiano la adquirió como reliquia; pero enseguida consiguió un aro de llanta, que se convirtió en la nueva campana para seguir alentando a Barcelona.


El tenaz Hombre de la campana murió a los 81 años (2007), tenía en la cabeza un cintillo del equipo de su pasión y se escucharon los cánticos barcelonistas; el ex alcalde, Jaime Nebot, presidente vitalicio de Barcelona, acudió a las calles Sucre y la Octava al velatorio.

Julio no se ha ido del todo; los hinchas aseguran que cada vez que compite Barcelona escuchan la campana que los alienta a cantar: “Dale campeón”, “Dale campeón” …

Tiene una estatua erigida por la Municipalidad de Guayaquil en Boyacá entre Vélez y 9 de Octubre.



miércoles, 12 de febrero de 2020

El Rey de la Galleta


Caminaba por las calles guayaquileñas de 9 de Octubre y Boyacá, cuando de pronto apareció un hombre de mediana estatura, delgado y de bigotito, que vestía una guayabera de color amarillo y portaba una caja de lata pequeña, con galletas que compraba en la fábrica La Universal para vender en las calles; me dijo: “Flaco, come estas galletas para que parezcas un guapo en camiseta”, seguidamente le manifestó a una jovencita: “Si comieras estas galletas, tuvieras las medidas perfectas” y a otra: “Qué bellos ojos color de miel, igual que mis galletas”… Era El Rey de la Galleta, teatrista popular innato, que con su estilo original ofrecía su mercancía para sobrevivir. Los jóvenes lo seguían algunas cuadras para reír y gozar con sus rimas improvisadas.

También ofreció alfajores y redactó sus ocurrencias literarias en hojas volantes, que vendía a 20 centavos de sucre; el 31 de diciembre de cada año recorría la calle de monigotes de año viejo para vender el testamento que redactaba y las golosinas.

El Rey de la Galleta … se llamaba Jacinto León Zúñiga, natural de Yaguachi, que vino a Guayaquil a trabajar y se convirtió en un personaje popular, pues muchas veces lo entrevistaron en los medios de comunicación; su estatua consta en el parque de la iglesia San Francisco.

lunes, 10 de febrero de 2020

Vicente Rocafuerte le tenía miedo a Manuela Sáenz


El muy macho Vicente Rocafuerte le temía a Manuela Sáenz porque consideraba que “las mujeres son las que más fomentan el espíritu de anarquía”.

Así justificó el presidente Rocafuerte, en carta del 29 de octubre de 1935 a Flores, el exilio de Manuela Sáenz en Paita: (…) “Madame de Stael no era tan perjudicial en París como lo es la Sáenz en Quito, y sin embargo el gran Napoleón que no veía visiones y estaba acostumbrado a encadenar revoluciones, la desterró de Francia; el arzobispo virrey de México desterró de México a la famosa Güera Rodríguez y desde su destierro le hizo una revolución”.


La histórica carta termina con este insulto: (…) “las mujeres de moral relajada, preciadas de buenas mozas y habituales a las intrigas de gabinete son más perjudiciales que un ejército de conspiradores”.

Las pruebas lo dicen todo. El presidente Rocafuerte, déspota ilustrado, por miedo no dejó entrar al Ecuador a Manuela Sáenz.

sábado, 8 de febrero de 2020

Julio Jaramillo escribió el pasillo Elsa para su amor imposible

Mujer, que encierras virtudes 
en tu corazón tan santo,
entrégame tu cariño, 
quítame ese albor de llanto

que me tiene enferma el alma
y el corazón oprimido,
pues no dejes que yo muera
enfermo de nostalgia 
y sin tu cariño.


Ya he pensado en olvidarte,
sin embargo, no he podido,
no he querido recordarte
y presente te he tenido; 
estoy rogándole al cielo
que me acabe de una vez; 
antes, mirarme en tus ojos,
besarte los labios
y morir después. 
Creo que hasta después 
de muerto te amaría con ternura,
recordaría que, en la vida, 
mi amor por ti fue amargura;
entonces, vendré a buscarte,
a decirte con amor 
que ni la muerte ha podido 
borrar tu recuerdo 
de mi corazón.
Galo Ramírez, compañero del oficio de la zapatería de Julio, cuenta que muchas veces cuando trabajaron juntos, le pidió que lo acompañara a ver a una chica de quien estaba perdidamente enamorado. Se llamaba Elsa y vivía en las calles Argentina y Guaranda. Frente a la casa de ella había un quiosco, donde se plantaban hasta las nueve o diez de la noche, contemplando la casa nada más, porque Elsa se asomaba muy poco.
Cree el amigo de Julio que fue un amor imposible, es decir, no logró nada, como de otras muchachas, pero le sirvió de inspiración para escribir la letra y poner música al pasillo Elsa, en 1955.

miércoles, 5 de febrero de 2020

“En Guayaquil y en el Ecuador lo pasan mucho mejor los muertos que los vivos”



Al premio Nobel de Literatura, el chileno Pablo Neruda, que visitó Guayaquil en 1964, le agradaron pocas cosas de esta ciudad: los inmensos pájaros negros, de vuelo extraordinariamente pausado, que circunnavegaban constantemente el cielo de la bahía como tétrico paraguas bajo la impecable luz. También los campesinos que caminaban con rápidos pero agobiados pasos de bajo de los enormes racimos de bananos. “El Ecuador saca por Guayaquil su inmenso tesoro dulce y dorado”.



En este puerto bananero pudo ver pocas cosas, pero lo impresionó la muerte, es decir, el Cementerio General de Guayaquil, que describió como monumental, abundante de jardinería, bellísimo suntuoso. Y nos dejó como recuerdo y preocupación esta frase lapidaria: “En general, en Guayaquil y en el Ecuador lo pasan mucho mejor los muertos que los vivos”.

lunes, 3 de febrero de 2020

“De chico me meó y de grande cagó”

Federico Páez



El dictador ingeniero Federico Páez, que gobernó del 26 de septiembre de 1935 al 23 de octubre de 1937, impuso la negación de los derechos humanos. Bajo la consigna de anticomunismo dictó la ley de Seguridad Nacional. Inventó una conspiración comunista para encarcelar en Quito a intelectuales de la talla de Benjamín Carrión, Gonzalo Escudero, Jorge Carrera Andrade, quienes fueron enviados a Colombia. En Guayaquil fueron apresados y desterrados: Rigoberto Ortiz Bermeo, Adolfo H. Simonds, Alfredo Pareja, Alfredo y Pedro Jorge Vera y muchos más.

Alberto Enríquez Gallo


Los militares disolvieron la constituyente de 1937 y nombraron jefe supremo al general Alberto Enríquez Gallo, ahijado de bautizo y ministro de Guerra y Marina de Federico Páez. Este solo atinó a decir: “No me extraña porque de chico me meó y de grande me cagó”.

“El chivo expiatorio”

  Decenas de veces he oído la expresión “El chivo expiatorio”, pero confieso que no me había percatado de cuál es su origen; pues bien, la...